Las fiestas tradicionales en Telde y su comarca (II)
El texto que a continuación publicamos es la parte complementaria del estudio que hemos realizado sobre los múltiples festejos de la ciudad de Telde y su área de influencia.
El texto que a continuación publicamos es la parte complementaria del estudio que hemos realizado sobre los múltiples festejos de la ciudad de Telde y su área de influencia.
La ciudad de Telde, situada a unos catorce kilómetros al sur de la capital de la isla, es el centro de un municipio que supera con creces los ciento y un kilómetros cuadrados de superficie. En la ahora llamada comarca Este de Gran Canaria, en tiempos pretéritos se le conoció como la Puerta del Sur o la Capital del Sur.
Este artículo es común a la memoria colectiva de aquellos teldenses cuyas edades oscilan entre los treinta y los sesenta años. Son los llamados niños de la posguerra.
Al escribir estas líneas, el niño que he sido y que ya irremediablemente he dejado de ser, quiere asirse a la cuerda longa y angosta de la cometa que sus recuerdos infantiles hicieron volar...
La poetisa intimista Ignacia de Lara Henríquez (Las Palmas de Gran Canaria, 1880-1940) definió de esta manera tan sutil como profunda, la necesidad que el ser humano ha tenido, desde el momento mismo de su creación, de trascender su propia condición y llegar a habitar en los territorios de la más pura utopía.
Hace unos días, un viejo amigo tocó en la puerta de nuestra casa familiar. A pesar de la presencia notoria de timbre en la pared colindante, él prefirió dar tres golpes de rigor en la vetusta tea del portón.
Las piedras de esta calle se sabían mi nombre de memoria… Así comienza un bellísimo poema de Fernando González Rodríguez (Telde, Gran Canaria, 1901- Valencia, 1972) en el que personaliza unos elementos tan inanimados como los simples callaos de barranco, sencillo pavimento de esas y otras rúas de su ciudad natal.
Al querer explicar las grandes revoluciones históricas, aquellas que se definen como saltos adelante de la humanidad, no pocas veces recurrimos a la exposición detallada de los cambios experimentados en la vida cotidiana de las gentes que fueron sus protagonistas.
Todos sabemos que la arqueología resulta apasionante. Descubrir pirámides, templos y tesoros siempre ha sido la imagen que se queda en la mente y deseos de cualquier persona, pero sobre todo de los más pequeños de la casa. Ellos la viven como una apasionante aventura, reflejo de lo que las grandes producciones de cine nos han hecho llegar.
Desde hace unos años, venimos haciendo acopio de datos sobre los llamados juegos infantiles. Sospechábamos que muchos de ellos habían pasado la frontera existente entre motivos cotidianos a materia de valor etnográfico, aunque esta clasificación no sea demasiado ortodoxa.
Cuando viajamos por España, por esa España nuestra que tiene su marca europea en los Pirineos y se abre extendiéndose allende los mares por tres continentes, descubrimos una variedad insólita en sus paisajes, en sus habitantes, en sus culturas.
Mucho se ha hablado de las singularidades de los usos y costumbres insulares. Debo confesar que nada me es más cargante que el empleo continuo de lo nuestro para diferenciarlos, siempre a mejor, de lo de ellos.
La población de Telde aumentó en casi 1.900 habitantes entre 2010 y 2020, según los datos demográficos publicados por el Instituto Nacional de Estadística.
La Baja de Gando era un ser geológico que tomaba vida devorando barcos. Vivía desde hacía miles de años anclada a los fondos marinos, cercanos a la punta de Gando.
Somos muchos los que pensamos que los recuerdos mejor guardados siempre vienen unidos a olores específicos. Rememorar los años de la más tierna infancia o la juventud más alocada, es revivir aromas tales como los del jabón y la colonia más utilizada...