Les llaman Mena
MarÃa del RÃo Sánchez

Hace unos días, como todos los años, el 20 de noviembre celebramos el Día Internacional de los Derechos de la Infancia, un día dedicado a recordar y reivindicar los derechos de todas las niñas, niños y adolescentes del planeta, sin exclusión.
Ninguna causa, etnia, cultura, creencia, religión, país de origen, clase social, identidad de género u orientación sexual puede condicionar o mermar estos derechos que con la misma legitimidad de Derechos Humanos, son universales para todas y todos.
En estos días, muchas instituciones, ciudades y pueblos de nuestras islas han conmemorado la fecha con celebraciones solidarias, seguro que la mayoría de ellas diseñadas con las mejores intenciones, nacidas del corazón y ejecutadas con la generosidad y respeto de quienes, de forma coherente, entienden y aplican los principios de el “bien superior del menor” que deben de regir todas las acciones cuando de Infancia, niñas y niños se trata.
Pero hay también autoridades que, escondidas entre buenas palabras y lugares comunes, trufan sus discursos con pequeñas perlas tales como “no somos racistas ni xenófobos, pero”... y en ese ‘pero’ encierran toda la carga de prejuicios y rechazo que llevan dentro, basada, precisamente, en la xenofobia que sienten y alimentan con respecto a un colectivo de criaturas -que no individualizan para no humanizarlas- que han llegado solas a nuestra tierra, jugándose la vida en miserables pateras, en embarcaciones de mala muerte -nunca mejor dicho- con el sueño de llegar tener un futuro, una vida mínimamente digna. A veces, solo una vida.
Les llaman Mena para no nombrarles, para ocultar que detrás de esas cuatro letras, lo que hay son niñas y niños, adolescentes en su mayoría, que se encuentran solos y perdidos, sin sus familias, sin su gente. Con todo el miedo que da lo desconocido, en una tierra extraña, con una cultura e idioma diferentes, y a todo esto, desde su vulnerabilidad, se tienen que enfrentar.
Les llaman Mena y así, sin ningún pudor, algunos alcaldes y alcaldesas, responsables públicos, representantes de partidos políticos -cuyas siglas preferimos ignorar- propagan, desde su infamia, toda clase de mentiras y bulos que lo único cierto que expresan es la verdad de su odio y desprecio.
Se permiten la bajeza moral de jalear a sus pueblos, invitarles a promover manifestaciones xenófobas, a que salgan a la calle para que las casas o centros donde son acogidos o acogidas, no estén en sus pueblos, en sus barrios o ciudades.
A toda esta gente queremos recordarles que los derechos de la infancia están plenamente estipulados en la Convención sobre los Derechos del Niño, elaborada durante 10 años con las aportaciones de representantes de diversas sociedades, culturas y religiones, que fue aprobada como tratado internacional de derechos humanos el 20 de noviembre de 1989, que todos los países firmantes, entre ellos España -sí, esa España de la que tanto se les llena la boca a algunos- se comprometieron a su obligado cumplimiento
Que si les da mucha pereza, se lean solo el Artículo 2:
“Los Estados Partes respetarán los derechos enunciados en la presente Convención y asegurarán su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna, independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus representantes legales.”
“Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar que el niño se vea protegido contra toda forma de discriminación o castigo por causa de la condición, las actividades, las opiniones expresadas o las creencias de sus padres, o sus tutores o de sus familiares.”
Y una vez más, estas “podemitas radicales” que somos, invitamos a todas las autoridades de nuestro país a que den ejemplo y se comprometan, en serio, con el cumplimiento de las leyes autonómicas, estatales y acuerdos internacionales que hemos suscrito.
Que no tengan la poca vergüenza de justificar o legitimar el racismo, la xenofobia y aporofobia que subyace en sus discursos, menos aún en sus acciones. Y que tampoco lo hagan, porque serían cómplices, quienes de forma indirecta apoyan y blanquean a organizaciones y partidos que niegan y no respetan los Derechos Humanos, que se esconden tras discursos patriotas, fomentando el miedo y el odio, dispuestos a ignorar las leyes, hasta las más sagradas, como las que tratan los derechos de las niñas, niños y adolescentes más vulnerables.
Porque, tal como se recoge en el Plan de Acción de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, de 1990: “No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana"
María del Río Sánchez es presidenta del Grupo Parlamentario de Sí Podemos Canarias.
Ray Moreno
Si, porque Irene Montero y Pablo Iglesias son un ejemplo de carreras profesionales y curriculums extendidos y dilatados. Llevan desde la infancia trabajando y cotizando, aportando grandes cantidades de dinero para sostener el Estado del que viven. Y Errejón, y Rita Maestre, e Isa Serra, todo un ejemplo de la "España Obrera"...
A. LEÓN
Francisco Jones : Demagogia barata es afirmar que "nuestros hijos no tienen ningún derecho en ningún paÃs del mundo". ESO ES MENTIRA. Y si hay chalets de gente de izquierdas, que pagan de su bolsillo, es para distinguirlos de los que son regalos o compra a través de paraÃsos fiscales, con dinero de procedencia, "imposible de explicar". ( Si puedes, sube el nivel )
Francisco Jones
Si quieren empezar pueden llevarse unos cuantos niños de acogida a sus chalets en Galapagar por decir un ejemplo.Porque a ustedes les gusta hacer demagogia con la conciencia de los demás y el dinero público.
Francisco Jones
A todos se nos encoje el corazón viendo a los pobres niños en las pateras ,en las playas y en los anuncios de ACNUR,pero la verdad es que no tenemos medios para acogerlos a todos ,la realidad es que no podemos poner en riesgo el futuro y el bienestar de nuestros hijos por ayudar al resto del mundo,mas cuando nuestros hijos no tienen ningún derecho en ningún paÃs extranjero.Lo demás es demagogia.
Vicente Artiles
Los Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) que llegan a nuestro paÃs, en su mayorÃa son adolescentes, varones. Huyen de la pobreza y las guerras y muchos caen en un cÃrculo de drogas, desempleo y soledad. Son vulnerables y no tienen nada que perder. Haga una distinción, con los niños y niñas que también están en casas y centros de acogida, van a clases, se integran y no plantean problemas.